Espero que unos jóvenes cristianos franceses hagan entre ellos, de una vez para siempre, el juramento de no mentir jamás, incluso y sobre todo de no mentir al adversario, de no mentir nunca bajo ningún pretexto, y menos aún si es posible, bajo el pretexto de servir a unos prestigios a los que nada compromete tanto como la mentira. A eso hemos llegado. No basta ya con decir: "Soy cristiano". Hay que decir "Soy un cristiano que no miente". Ni siquiera por omisión, que da la verdad toda entera, sin mutilarla. "Escándalo de la verdad"
Escritos inéditos en torno a la guerra civil española
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