“El hombre fue creado como un ser para el perdón. Se revela así que el designio salvífico de Dios sitúa al “amor que perdona” como la pieza que aglutina el despliegue de su diseño inescrutable. En Dios, el perdón es como la corona de su amor. El hombre ya no se gloriará por ser justo, sino por haber sido redimido; no se gloriará por carecer de pecados, sino porque sus pecados le hayan sido perdonados. Por este hombre pecador Cristo ha vencido a la muerte.
La santa Unción es sacramento de enfermos y sacramento de Vida. Fisura desde la que el Eterno ilumina de esperanza el sufrimiento humano,
transfigurado por el sufrimiento de quien es Vencedor porque es Víctima. Expresión de cómo las circunstancias adversas son misteriosamente abrazadas por la ternura de Dios; de cómo el Altísimo no deja de inclinarse amorosamente sobre la humanidad afligida”.