John llegó al colegio como un alumno nuevo procedente de África, un continente apasionante. "¡Vaya sorpresa!", pensó Fernando cuando se enteró que él iba a ser su compañero de pupitre. Juntos se divirtieron mucho con sus costumbres tan diferentes. Pero, además... ¡Zambombas! ¡Tambores! ¡Platillos! John era un auténtico príncipe africano. El esfuerzo por adaptarse y respetar a los demás es el mejor modo de superar las diferencias culturales e iniciar una buena amistad.