Los pla­nes eternos de Dios cuentan con la libertad humana. El camino vocacional –un camino real de amor y hacia el Amor– es una confluencia misteriosa de eternidad y tiempo, del querer de Dios y de las decisiones libres de cada persona. Dios quie­re —es voluntad suya al crearnos y tratarnos como sus hijos— que la libertad personal tenga un pa­pel configurador a la hora de decidir y recorrer el camino de la vida. Estas páginas están escritas con la ilusión de mostrar la grandeza de la llamada eterna de Dios y del regalo de la libertad (don altísimo de Dios) por el que la persona discierne y decide, en un clima de oración confiada, el camino concreto de la santidad. Un camino marcado por las huellas de Jesucristo: huellas de amor y servicio a los demás, que perviven en la misión de la Iglesia. Estas líneas están pensadas para todos aquellos, especialmente jóvenes, que buscan una orientación de fondo para su propio discernimiento vocacional; para quienes, comprometidos en tareas de acompañamiento espiritual, buscan formarse en este campo; en fin, para todos los que quieren hacer una reflexión sobre el sentido vocacional de su vida.